El Enfoque Centrado en la Persona, (conocido también como "Relación de Ayuda", "Terapia no directiva", "Counseling" , "Terapia Centrada en el Cliente" o "Terapia Rogeriana") es una de las terapias más extendidas y reconocidas actualmente en todo el mundo ya que es uno de los métodos más investigados a nivel científico y ha dado extensas pruebas de su eficacia. Fue desarrollada por el psicólogo Carl Rogers.
Este enfoque pertenece a la corriente de la Psicología Humanista. La Psicología Humanista promueve los aspectos más humanos de la persona, como son: la libertad, creatividad, trascendencia, responsabilidad, autonomía, etc.
Carl Rogers, a partir de su rica y amplia experiencia clínica, descubrió que toda persona, por muy dañada que esté, posee capacidades para encontrar su camino y mejorar. Parte de la idea de que la persona posee por naturaleza, una tendencia actualizante, un impulso hacia el crecimiento y la salud. El proceso terapéutico tratará de crear las condiciones para liberarlo para un crecimiento y desarrollo adecuado. El consultor crea un ambiente confortable y sin juicios al demostrar congruencia, empatía y aceptación positiva incondicional hacia sus consultantes, a través de un acercamiento no directivo. Esto facilita en la persona la posibilidad de encontrar sus propias soluciones a sus problemas y crea el marco propicio para que la persona pueda comprenderse mejor, recobrar la confianza en sí mismo y obtener la autoestima indispensable para su bienestar.
"El individuo posee en sí mismo potenciales recursos para su propia comprehensión, para cambiar su autoconcepto, sus actitudes, y para dirigir su conducta, y estos recursos pueden ser liberados a condición de que un determinado clima de actitudes psicológicas facilitadoras pueda ser logrado".
Actitudes básicas para la Relación de Ayuda:
Según Carl Rogers, una relación servirá de ayuda si la forma de ser persona con el otro refleja tres actitudes básicas:
1. Autenticidad (también llamada "congruencia"): consiste en "ser el que uno es" en la relación, sin construirse máscaras o fachadas, para facilitar un diálogo directo y constructivo.
2. Aceptación positiva incondicional: implica aceptar a la persona tal cual es o como se presente, con sus sentimientos y experiencias.
3. Empatía (o "escucha empática"): es la capacidad de entrar en el mundo del otro y comprender su experiencia única, dicho coloquialmente: "meterse en sus zapatos" y comunicar algo de esta comprensión. Esto favorece el acompañamiento terapéutico y promueve el desarrollo personal.
