Entrevista a Maslow - Primera parte
Frick: Doctor Maslow, el comienzo de su
carrera se remonta a principios de la década de 1930 y al revisar
algunos de sus primeros trabajos publicados, se me ocurrió que en
cierto momento usted fue un psicólogo muy tradicional, aunque no
creo que fuera tan conductista como otros de esa época, pero, de
cualquier manera, era un miembro respetado del establishment. Ahora
encabeza una tercera fuerza en psicología que, en realidad, ha sido
muy exuberante y experimental en sus esfuerzos por superar las
deficiencias de la psicología tradicional, y me pregunto en qué
momento de su carrera percibió esas deficiencias en la psicología y
en qué momento pasó a preocuparse por los intereses más humanistas
que tiene ahora.
Maslow: Bueno, creo que los intereses
humanistas formaron parte de la razón, una parte muy importante de
la razón, por la que me dediqué a la psicología y me aparté de la
filosofía. Mi tendencia era socialista dentro del Socialismo
Norteamericano. Norman Thomas fue un gran héroe para mí, y también
Upton Sinclair y Eugene Debs, en la universidad. Existe la tradición
judía de lo utópico y lo épico y yo aspiraba con gran decisión al
progreso de la humanidad. Llegué a impacientarme con la filosofía,
con toda esa charla que no llevaba a nada, y quería una filosofía
empírica en el sentido del siglo XIX, esto es, trabajar de manera
empírica en los problemas filosóficos. Había hecho un intento
antes en Cornell, con Titchener, y luego simplemente huí.
Frick: ¿Confiaba en encontrar lo que
buscaba en la psicología de esa época?
Muslow: Ahí fue cuando comencé a
estudiarla, porque no sabía nada de psicología. Llegué a ella
siguiendo una especie de ideal que aún no existía. Pero me
fascinaba todo lo que sí existia y, además, el conductismo parecía
distinto de como lo vemos hoy. Sin duda, el gran momento en que
regresé a la psicología fue cuando leí la obra de Watson y tuve
una gran iluminación, una gran visión acerca del futuro. Era algo
programático y parecía muy claro.
Frick: ¿El conductismo realmente le
atraía en esa época?
Maslow: Oh, sí; me llevó a la
psicología o me devolvíó a ella, porque parecía que todo lo que
se necesitaba era trabajar arduamente. El futuro parecía muy claro.
Había un programa, y sólo se trataba de condicionar todo, etc.
Pero, siendo estudiante, tropecé con Freud y Adler en Wisconsin. El
primer trabajo que hice fue sobre psicoanálisis. . . pero era un
muchacho muy tímido, muy asustadizo, muy aislado, y el primer
trabajo que hice fue para la Academia de Artes y Ciencias de
Wisconsin. Creo que era un trabajo que aún hoy valdría la pena
hacer. Se llamaba “¿Psychoanalysis and Mental Hygiene as Status
Quo Social Philosophy?”. Debía presentarlo, pero cuando llegó el
día tuve tanto miedo, me sentí tan amedrentado, que huí. No me
presenté a la reunión y no entregué mi trabajo, pero ése fue el
primer trabajo... si lo hubiera entregado, habría sido el primer
trabajo que publicaba. Así, tuve una actitud abierta respecto de la
psicología desde el comienzo mismo, y la utilicé en términos de un
ideal que aún no existía. Algunas personas se atemorizan y se
alejan de la psicología debido a sus inadecuaciones, esto es, la
discrepancia entre lo que existe y el ideal.
Frick: Hoy le pasa eso a muchos
entudiantes...
Maslow: Sí, pero creo que eso no
ocurre a los mejores. Creo que yo era buen estudiante, pero sentía
que si la psicología no respondía al ideal, entonces, maldito sea,
debía hacerlo. Y. así, me dediqué a ella teniendo muy claras en mi
mente cuestiones que ahora llamamos humanistas. De paso, el
conductismo parecía entonces un programa para el humanismo, y sólo
cuando comprobamos que no funcionaba me sentí desencantado. Pero
nunca fui un devoto, un discípulo, el gran seguidor de una doctrina... mi trabajo estaba basado en realidad en mi estudio de Adler y
Freud, y era un esfuerzo decidir quién estaba en lo cierto. Por otro
lado, diría que me siento muy abierto acerca de... no soy
contrario al conductismo, excepto como filosofía, y no me siento
sectario al respecto. La psicología humanista que estoy
desarrollando, y que confío en sistematizar, incluye, mejor dicho,
es una estructura metodológica, teórica y filosófica más amplia
que abarca toda la psicología positivista. No la rechaza.
Frick: La incorpora y hace quizás un
mejor uso de ella, desde un punto de vista teórico.
Maslow: Así es.
Frick: Me propongo considerar esta
integración teórica dentro de unos minutos. Doctor Maslow, algo que
me interesa se vincula con la pregunta que me propongo hacerle. Dijo
que era un joven muy tímido, quizás muy obsecuente, al comienzo de
sus estudios de postrado. ¿Tiene esto algo que ver con su interés
posterior y más reciente por la autorrealización? Sin duda, como
sucede con todos los que conozco, sus teorías son en buena medida
una parte de usted como persona, y por eso me pregunto si esto
representa una tendencia personal.
Maslow: Se puede responder en muchos
niveles. Al analizarse, uno descubre toda clase de cosas. Supongo que
en el nivel más superficial, en el nivel más obvio y consciente,
esta idea de la autorrealización se originó en el simple hecho de
admirar y amar a dos personas en particular y, más tarde, a otras.
Una de ellas fue Ruth Benedict y la otra, Max Wertheimer, maestros a
los que sencillamente amé en una forma que los estudiantes de hoy no
conocen. Pero eran desconcertantes; no encajaban; era como si
vinieran de otro planeta. Todo lo que yo sabía no servía para
explicarlo. Eran misterios para mí. También eran muy amables y
protectores conmigo, respondían a mis preguntas y me dejaban
permanecer cerca de ellos. Yo era tan sólo el tipo normal —normal
para mí, de cualquier manera— de intelectual que hurgaba hasta que
comprendía. Y había escrito toda clase de comentarios sobre ellos,
a la manera de un diario personal y seguía tratando de
explicármelos. Era una empresa totalmente personal. Ni siquiera se
me ocurría pensar que podría tratarse de una exploración e
investigación. Sería como llevar un diario personal y le hablaba a
mis alumnos sobre estas ideas, puesto que ellos eran siempre los
depositarios de todo lo que me interesaba en aquella época. Y cierto
día, por fin, esas dos imágenes se transformaron en una sola, y me
encontré con un compuesto en lugar de sólo individuos. Desde luego,
me sentí muy excitado y seguí trabajando empecinadamente en
secreto. No encajaba en el Zeitgeist en modo alguno, y para lo único
que me sirvió fue para hablarles a mis alumnos y conversar con mis
amigos. Y se hizo público sólo debido a la intervención de Werner
Wolff, quien por esa época se destacaba en el campo de la psicología
profunda. Acababa de fundar una nueva publicación y me pidió ese
material, que fue publicado unos siete años después de su
redacción.
Frick: Entonces él publicó uno de sus
primeros trabajos sobre sus experimentos con la autorrealización o
la personalidad sana, ¿no es así?
Maslow: Esa fue la primera publicación,
y creo que me habría sentido demasiado tímido para hacerlo si él
no me hubiera pedido que se lo diera, porque era muy “poco
científico”. Esta revista se llamaba… no era como la
Psychological Review o el Journal of Experimental Psychology. Se
llamaba Personality Studies, o algo parecido, y eso me dio valor para
hacerlo, para escribirlo, para publicarlo y ponerlo al alcance de
todos.
Frick: Eso no fue hace muchos años, en
realidad, ¿no es así?
Maslow: No, eso se publicó... debe
haber sido alrededor de 1942, aproximadamente, pero había estado en
mi escritorio desde 1936 o 1937.
Frick: ¿Todavía tímido?
Maslow: Oh, sí. Bueno, parte de esa
timidez sigue apareciendo cada tanto.
Frick: ¡No puedo creerlo!
Maslow: Bueno, en mis sueños y en mis
fantasías, el niño pequeño sigue presente.
Frick: Doctor Maslow, he seguido su
trabajo durante muchos años; creo que sus escritos han tenido mucho
que ver con mis propios esfuerzos y mi propia posición, por lo cual
me resulta difícil hacer una evaluación realmente crítica y
objetiva, como podrían hacerlo muchos que están menos comprometidos
con su trabajo y su pensamiento, pero quisiera desempeñar el papel
de abogado del diablo con algunas de mis preguntas durante unos
minutos. Creo que en los últimos meses he profundizado en su labor y
me he sentido algo perturbado por la enorme importancia que atribuye
a una base “instintoide” (instinctoid) para la conducta y el
desarrollo del hombre. Es como si usted introdujera un determinismo
biológico, y creo que eso se observa cuando utiliza aquella
analogía: el hombre realiza sus potenciales de manera muy similar a
como una bellota se convierte en un roble. Usted usa esta analogía,
u otras similares, con gran frecuencia. Me parece ver aquí, y creo
que eso es lo que realmente me perturba, una verdadera programación.
Sin duda, el modelo de la bellota que se transforma en un roble
sugiere un tipo indeleble de programación y eso me preocupa, y
quisiera que me respondiera y pasar luego a algunos problemas afines
que deseo considerar. Quizás le preocupe a usted también. No lo sé.
Maslow: Preocupar no es exactamente la
palabra, sino más bien fascinar. Sí, me encanta trabajar y pensar
sobre eso, y trato de resolverlo. Creo que esa analogía no fue una
buena elección, porque está programado.
Frick: ¿Llevaba en realidad a esa
connotación?
Maslow: Así es. Lleva a la noción de
algo que crece enteramente por sí solo sin ningún esfuerzo, y
resulta muy claro que hay que añadir algo a potencialidades que,
estoy convencido, son de tipo instintivo, o genético, o de base
biológica, muy, muy débiles, muy delicadas, muy sutiles, no como un
animal o una planta. Tenemos un sentido interior de una fuerza
irresistible, y prácticamente nada puede impedir que un gato se
convierta en un gato, pero actuar sobre esa naturaleza es lo que
constituye la insistencia existencial en que el hombre se hace a sí
mismo. Diría que las potencialidades de la naturaleza humana tienen
una raíz biológica y son instintoides, pero que es en la cultura y
en la propia vida, y con voluntad y con auto-responsabilidad que el
hombre se hace a sí mismo. Es decir, si no se hace nada con las
potencialidades, uno es un vegetal, de modo que el trabajo esforzado
es el camino para llegar a ser un buen médico, o un científico o
cualquier otra cosa; trabajo esforzado, decisión, compromiso, y la
incorporación del ideal del yo en el sí mismo. Creo que la manera
más sencilla de decirlo es con los términos existencialistas: “El
hombre es su propio proyecto”. Pero lo exageran, porque se vuelven
antibiológicos.
Frick: Así es, pero creo que, en
cierto sentido, hay una verdadera contradicción en su posición. No
la he resuelto aún, pero estoy tratando de lograrlo. Usted dice que
debemos descubrir esa naturaleza. Está allí, pero debemos
descubrirla. Llegan los existencialistas y dicen: “No, en realidad
no tenemos que descubrirla, debemos crearla”. Ahora bien, creo que,
en su posición, en cierto sentido resta importancia a la elección.
Maslow: No es mi intención.
Frick: ¿No lo es?
Maslow: No. Por eso dije que estaba
mal expresado. No hay ninguna palabra que abarque conjuntamente las
ideas de descubrir y de crear. Es una especie de difícil
descubrimiento o bien, si pienso, por ejemplo, en mi trabajo como
psicoterapeuta, la dificultad con la que uno descubre la propia
naturaleza humana, o los propios talentos o las tendencias o los
gustos o la propensión constitucional-temperamental; entonces
debemos inventar palabras adecuadas, porque ésa es la operación.
Esa es la operación básica a partir de la cual yo comenzaría todo
este asunto de revelar, descubrir, crear, mediante el trabajo
esforzado y mediante la propia determinación de uno mismo pero, por
supuesto, con acento en lo receptivo. Es decir, la creación no es
arbitraria. No puedo transformarme en una mujer, salvo de una manera
muy ineficaz e insatisfactoria. Allí, en cierto sentido, la
verdadera tarea consiste en descubrir qué es uno, y esa frase esta
bien con todas estas otras modificaciones, como descubrir las propias
tendencias, las propias propensiones, las propias intenciones y luego
hacer que todo eso se concrete. Si descubro que soy un... bueno,
como me ocurrió... surgió poco a poco durante mis estudios
universitarios y... bueno, todavía continúa... este asunto de
averiguar qué es lo que realmente quiero, lo cual significa qué soy
en realidad y, en mi caso, a lo largo de los años, desarrollando
poco a poco, más y más coraje... Todavía no soy del todo
valiente, porque cuando trabajo hay cosas que quedan todavía a salvo
en la intimidad de mi diario.
Frick: ¿Cosas que aún no ha
realizado?
Maslow: No, son tan remotas, tan... todavía tengo pesadillas antes de publicarlo.
Frick: ¿Incluso con su reputación,
sigue teniendo ese tipo de inhibición?
Maslow: Bueno, la reputación está
basada en otra cosa, y esto nuevo sobre lo que quiero hablar, sin
duda ofenderá a las personas que… se podría decir que perjudicará
mi reputación.
Frick: Sí, pero aquí usted parte de
una posición de fuerza.
Maslow: Siento más confianza, mucho
más de la que solía sentir cuando caía en mis postraciones. La
primera charla que di sobre la experiencia pico y este asunto de la
cognición B, bueno, allí estaba sentado mi antiguo profesor en la
primera fila, y yo no había podido dormir durante varias noches
antes de esa charla y tuve que descansar, antes y después, debido al
agotamiento, y tuve sueños en los que me expulsaban de mi familia.
Recuerdo un sueño que tuve por esa época. Era una especie de sueño
recurrente que me venía cada vez que debía hablar en público
acerca de algo en lo que había estado trabajando en privado. Era un
sueño típico, y resume todo este problema de la valentía y el
temor de estar en la calle y que alguien grite de pronto: “¡Cuidado,
hay tigres y leones sueltos!”, y entonces me sentía aterrorizado y
corría hacia la puerta detrás de la cual estaba mi familia, no sólo
los parientes más cercanos, sino algo así como todo el clan, y
golpeaba la puerta mientras gritaba: “¡Déjenme entrar, déjenme
entrar!” Y la puerta está cerrada, y no me dejan entrar, y era sin
duda la Asociación Psicológica Norteamericana. Siempre me imaginaba
que en cualquier momento iban a expulsarme, y creo que éste es un
temor universal. Si uno dice algo que contradice a las personas que
uno ha admirado y de quienes ha aprendido, algo que contradice a
nuestros maestros, es algo así como una cosa cósmica, eterna.
Frick: ...Así es, y cuya admiración
hacia usted depende de ciertas posiciones conocidas...
Maslow: ...Y cada vez uno renuncia
a la admiración y, de hecho, renuncia a la reputación.
Frich: Así es, o por lo menos se corre
ese riesgo.
Maslow: Bueno, de manera inconsciente,
yo lo hice cada vez.
Frick: No me cabe duda. Quizá
deberíamos retomar el problema de la elección, que es realmente muy
complicado. Presenta dos aspectos: elegir, reconocer y asumir la
propia unicidad en cierto sentido, y también elegir la realización
de esos potenciales instintoides.
Maslow: Es la misma cosa.
Frick: Sí, pero una es de índole
racial, ya que usted habla de potenciales inherentes a la especie. La
otra es más personal y única, en cierto sentido, pero no se
excluyen mutuamente.
Maslow: Bueno, ésa es una de las cosas
que estoy tratando de hacer, trabajar con sumo cuidado para elegir
las palabras, de modo que sean las adecuadas. La palabra que
utilizaría no sería unicidad. Más bien emplearía
“idiosincrásico”, para referirme a lo individual. Es decir, la
manera en que somos distintos de las demás personas también se
descubre en esta misma búsqueda personal de identidad.
Frick: ¿En la base instintoide?
Maslow: Así es, pero aquello que no es
único para mí, sino que todos compartimos lo descubro mediante el
mismo proceso; esto es, en profundidad, digamos, en psicoanálisis,
he de descubrir como gran descubrimiento, la necesidad de amor, que
comparto con todos, y el proceso mismo, esto es, el descubrimiento de
que es común a la especie y de lo que es único en mí, es posterior
al hecho de descubrir y revelar.
Frick: De acuerdo.
Maslow: Al menos, así lo diría para
salvar la unicidad y las cualidades idiosincrásicas y sus
diferencias con respecto a lo que pertenece a la especie y, sin
embargo, también para salvar este proceso de similitud mediante el
cual nos descubrimos. Subjetivamente, mi necesidad de seguridad, o mi
tendencia a expresar mi tipo de inteligencia ectomórfica y no
mesomórfica se descubren en... por ejemplo, en mi masculinidad,
que no es inherente a la especie, y aun más entonces, por ejemplo,
mi nivel particular de inteligencia y mis anhelos particulares, por
ejemplo de un mundo bueno, etc., se descubren de la misma manera.
Primero toda la especie, después la mitad de ella, luego grandes
grupos y, por último, lo idiosincrásico.
Frick: ¿No cree usted, entonces, que
está volviendo a una suerte de psicología de los instintos tal como
la conocimos?
Maslow: No, no. Rechazo la teoría de
MacDougall tanto como la teoría de los instintos que propugna el
etólogo, ya que aquí no pueden aplicarse. Es en esencia teoría
conductista, y no hablo sobre la conducta. Las conductas que están
genéticamente determinadas son muy triviales, no triviales, sino
reflejas, y por eso no tienen mucha importancia para el psicólogo.
Antes bien, me refiero a los impulsos, mejor aún, a las necesidades
en el sentido estricto. Necesidades que tienen que ver con la salud
física y la plena humanización.
Frick: De acuerdo. Doctor Maslow, creo
que a usted se lo ha criticado...
Maslow: ...Me podrían criticar por
usar la palabra “instintoide”, porque ha dado lugar a
malentendidos, pero no se me ocurrió ninguna otra. Y también ésa
es inadecuada. Complica mucho las cosas, y me irrita mucho ese punto
de vista que acentúa en exceso lo sociológico y lo ambiental en la
psicología, y también que se formulen principios que se aplican a
cualquier especie y que no son específicos de la especie humana. De
modo que esa palabra es... por un lado, me disculparía por ella,
por que resultó más equívoca de lo que supuse. Por otro lado, algo
por el estilo era necesario, porque demasiado a menudo se falsea el
problema. Y también se enreda con la política. Erich Fromm, por
ejemplo, en realidad no hace más que eludir el problema, aunque lo
dice de muchas maneras indirectas.
Frick: El adopta una posición similar
¿no es así?
Maslow: Pero sin decirlo. Creo que es
una posición similar. Creo que Cari Rogers adopta un criterio
similar, pero, en cierta ocasión, cuando discutíamos (en la
Universidad de Florida, creo, señalé este problema como la única
diferencia de opinión, y entonces Carl dijo: “Bueno, yo no estoy
en desacuerdo”. Y le respondí: “Entonces, dígalo”. Y lo hizo.
Y, sin embargo, hay algo no muy respetable en el uso de ciertas
palabras.
Frick: Ha sido contaminado, ¿no es
así?, por MacDougall y todos los de la escuela del instinto, y
resulta difícil volver a eso, en mi opinión.
Doctor Maslow, se lo ha criticado por
atribuir demasiada importancia a la meta que consiste en volverse
plenamente humano, en convertirse en todo aquello que la persona
puede llegar a ser. Ahora bien, algunos han señalado que usted es
indiscriminado en este aspecto, que lo considera de una manera global
y no realista. Lo que quiero saber es: ¿acaso la persona no tiene
que hacer elecciones y seleccionar entre una inmensa reserva de
potenciales, y acaso no tiene que haber alguna prioridad en términos
de lo que una persona se propone realizar en sí misma? Usted no
estaría en desacuerdo con esto, ¿no es así?
Maslow: De ninguna manera. Pero también
aquí resulta muy difícil encontrar las palabras adecuadas. Sólo
puedo decirlo in extenso y con abundantes ejemplos. Es imposible dar
una formulación clara y simple al respecto. Desde luego, estoy de
acuerdo. Confío en escribir un libro sistemático, si vivo lo
suficiente, en el que presentaré un sistema acabado de la naturaleza
humana. Confío en poder ampliar el último capítulo de mi libro,
Toward a Psychology of Being, titulado “Some Basic Propositions of
a Growth and Self-Actualizing Psychology”, y desarrollar una amplia
filosofía de la psicología, y también confío en ampliar este
material hasta diecisiete volúmenes, más o menos.
Frick: ¡Me parece magnífico!
Maslow: Bueno, algo así como hacer lo
del viejo profesor alemán, un manual del siglo XIX en siete
volúmenes.
Frick: ¿Siente usted alguna timidez al
respecto?
Maslow: No.
Frick: ...¿cuando piensa en eso?
Maslow: No, eso me da placer. En
realidad, esa es... es algo que elimina la timidez, porque sería
sistemático. No es como tratar de decir en pocas palabras algo que
no se puede expresar con pocas palabras. Eso me proporcionará la
amplitud que quiero, y así podré considerar todas las preguntas que
usted me ha planteado.
Frick: Entonces, ¿usted puede resolver
todas estas discrepancias?
Maslow: Verdadera y absolutamente, con
miles de notas al pie y los datos. Lo estoy expresando en una forma
—que llamo forma que desafía a la muerte— que crecerá
biológicamente, algo así como por intususcepción, que es la manera
en que nosotros crecemos y no como lo hace una pila de piedras.
Crecerá desde adentro, como nosotros, manteniendo las mismas
proporciones. Tengo unas doscientas proposiciones, y puedo hacer una
breve formulación de ellas en una página, o en dos o en tres.
Entonces agregaría para cada una de ellas un apéndice, incluyendo
los datos corroborativos y también referencias a los datos que aún
no poseemos, a todos los experimentos que me encantaría hacer si
viviéramos doscientos años.
Frick: Sin embargo, sin duda promovería
nuevas investigaciones, ¿no es verdad?
Maslow: Eso es lo que quiero hacer, eso
es lo que me gustaría hacer. Probablemente concluiré mi vida en
ello, porque se puede publicar el día después de mi muerte. Tiene
una forma tal que siempre está completa y, sin embargo, puede
crecer.
Frick: De acuerdo.
Maslow: Y si vivo hasta los ochenta
años entonces será realmente un libro enorme.
Frick: Doctor Maslow, con su
preocupación por desarrollar el potencial humano, ¿usted diría,
entonces, que una persona muy limitada que se dedica por entero a
armar trenes de juguete, por ejemplo, diría que eso es “lo suyo”?
Porque así es como se expresa y se encuentra a sí misma. Si fuera
tan limitada, es decir, si ése fuera su interés absorbente, ¿se
diría que esa persona se está autorrealizando?
Maslow: Tomemos un ejemplo mejor,
porque es probable que esa actividad sea neurótica, es decir, que si
uno estudiara más a esa persona vería que su actividad constituye
una huida o una defensa contra algo. Esa es en cierto sentido mi
expectativa —podría ser errónea— esa podría ser una plena
realización para, por ejemplo, una persona no inteligente. Quizás
sería el máximo que puede lograr.
Frick: ¿Entonces sería congruente con
sus otros potenciales?
Maslow: Bueno, creo que... por
ejemplo, compruebo que yo me vuelvo cada vez más limitado, más y
más limitado con la edad y tan absorto en mi trabajo que he
renunciado al teatro, a la poesía, a hacer nuevas amistades.
Frick: ...¿Dice que ha renunciado a
todo eso?
Maslow: Así es. Amo tanto mi trabajo y
éste me absorbe en tal medida, que todo lo demás parece cada vez
más pequeño.
Frick: ¿Es bueno eso? ¿Eso es
autorrealizarse?
Maslow: Bueno, no sé qué es, pero lo
hago. No lo sé. Simplemente no lo sabemos.
Frick: Es difícil juzgar, ¿no es así?
Eso es lo que estamos diciendo y es la clase de cosas que estaba
preguntándole.
Maslow: Me encuentro con esa afirmación
en Darwin. Darwin, refiriéndose a algo por el estilo, dijo que
terminó por convertirse en un hombre seco, limitado, simplemente
absorto en su trabajo y sin ningún otro interés en el mundo. Si
comparara esto con la lectura de novelas, con viajar, con asistir a
reuniones y hacer miles de cosas, todas las cuales me producen placer
—ya casi ni escucho mis discos, salvo como música de fondo—. Me
he limitado cada vez más a mi propio trabajo, y cada vez estoy más
convencido de que eso es lo importante.
Frick: Usted hace elecciones, ¿no es
verdad? Eso es autorrealizarse, aunque también implique ciertos
sacrificios.
Maslow: Así es. Si eso es bueno o
malo, no lo sé. Sospecho que para la sociedad es bueno.
Frick: Para usted como persona puede
ser limitante.
Maslow: Así es. Me entristece. . .
Frick: ...¿lo que pierde en otros
sentidos?
Maslow: Sí. Yo... todos los placeres
que yo... Este semestre, por ejemplo, renuncié a mis caminatas por
el bosque, y a observar la vida de las aves, que me encantan.
Llevaban demasiado tiempo. Y bien, ¿a qué le robaba tiempo? Me
encantaba y, sin embargo, lo sacrifiqué, renuncié a eso, en nombre
de mi misión, de mi vocación o algo por el estilo.
Frick: Ahora quisiera preguntarle algo,
doctor Maslow. Tengo la impresión de que... Rollo May lo ha
señalado, y creo que también usted, aunque no estoy seguro de poder
localizarlo en este momento, pero me refiero a la necesidad que
existe en la labor creativa de contar con esos momentos de
autorrenovación, de contar con momentos pasivos —las caminatas y
todo lo demás— y me pregunto qué significa su sacrificio en
términos de renunciar a muchos momentos de serenidad, paz y calma, y
todos esos otros intereses. ¿Acaso eso no ejercería sobre su
trabajo un efecto muy estimulante?
Maslow: Así es, y en realidad camino
mucho; de cualquier manera, debo hacerlo por razones de salud. Y, sin
embargo, me siento mejor con respecto a esos paseos; no son sólo una
pérdida de tiempo, porque puedo meditar sobre la labor que realizo y
sobre otras cosas en las que pienso. Pero es un poco… es muy
difícil de describir, porque pocas personas tienen ese sentido de
una misión. Sé que eso sucede con Rollo May; también él es un
salvador del mundo. Lo que yo diría respecto de mí mismo, y se lo
he dicho a otra gente para tratar de explicárselo, y a mi esposa,
por ejemplo, cuando no voy al teatro con ella y trato de
justificarme. Suponga que usted descubriera una manera de curar el
cáncer, ¿qué haría? ¿Podría ir entonces al teatro y quedarse
ahí sentado mirando la obra?
Frick: Cuando falta tanto por hacer.
Maslow: Sí, cuando hay mucho por hacer
y es necesario ayudar a la humanidad. Eso es lo que siento, aunque en
realidad es más importante que el cáncer. ¿Cómo puedo perder el
tiempo con estas cosas? y, sin embargo, es una exageración porque,
bueno, anoche fui a una reunión. Era la reunión de nuestro
Departamento, y me encantan esas reuniones; sin embargo, creo que soy
más feliz y me siento más satisfecho, y más auténtico, y que soy
realmente lo que estaba destinado a ser cuando me dedico a mi
trabajo.
Frick: La palabra misión es la que
corresponde, ¿no es así? Un sentido de misión.
Maslow: Están las palabras viejas para
decirlo. Uno encuentra su vocación.
Frick: Sidney Jourard lo ha llamado el
“proyecto”. Hay muchas palabras para decirlo.
(Entrevista publicada en "Psicología Humanista: entrevistas a Maslow, Murphy y Rogers" Willard B. Frick, 1971)
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